Irrupción de los gimnasios low cost

El concepto low cost ha irrumpido hace unos años en lo que al mundo del fitness hace referencia. Hoy en día podemos encontrar cuotas de gimnasio desde incluso menos de 10€ con unos servicios básicos. En la otra banda encontramos cuotas astronómicas accesibles sólo para unos privilegiados: piscina climatizada, sauna, jacuzzi, entrenadores personales… todo dependerá de la capacidad adquisitiva de cada cual.

 

Sin embargo, y con la llegada de la recesión económica, muchas fueron las familias las que decidieron prescindir de estos servicios. Y es que lo principal es cubrir las necesidades básicas, tal y como demostró Maslow en su famosa pirámide.

 

El boom de los gimnasios de coste se remonta a la segunda década del siglo XXI. Allá en 2010 las principales cadenas europeas entraron en una guerra de precios con unas ofertas sumamente agresivamente que tan sólo beneficiaban al cliente. El poder acceder a estos servicios por parte de cualquier clase social permitió que el concepto de fitness se extendiera directa e indirectamente. Además, el ascenso de las tasas de paro propició un mayor tiempo libre, la cual cosa también se tradujo en más tiempo en las salas de fitness.

 

Tanta fue la fiebre por este tipo de estilo de vida que España se posicionó como segunda potencia europea en interés por el fitness. Y, como suele pasar, el pez grande se come al pequeño. Actualmente muchos gimnasios independientes han desaparecido en detrimento de las cadenas de gimnasio que ofrecen incluso entrenadores personales baratos y servicios de nutrición deportiva. El ritmo de de aperturas de nuevos centros “lowcost” se sitúa en un 25% anual.

 

Es por ello que ya no hay excusa. Cualquier persona con un sueldo mínimo y algo de tiempo puede “darse el lujo” de acudir a un gimnasio y practicar ejercicio de forma regular. Y es que muchos ofrecen unos horarios tan amplios que apenas cierran un par de horas al día, si es que lo hacen.